Hoy otra vez salen las hordas a las calles a sembrar pánico, destrucción y desorden. La excusa es que se celebra "el día del combatiente". Obviamente, nadie de la horda sabe qué significa eso. No importa, es sólo una excusa. Otras excusas, son los "partidos de fútbol de alto riesgo", el 11 de deptiembre o, sencillamente, la tan mentada "falta de oportunidades". Excusas, excusas...
La verdad es que el gobierno y la sociedad en general han terminado adaptándose a este fenómeno delincuencial sin pensar en las graves consecuencias que esto pueda tener. La adaptación llega a tal grado que el gobierno ordena cerrar el tránsito en gran parte de la Alameda, de manera que esta arteria quede disponible para las hordas. Sin embargo, Belisario Velasco manifiesta que "se han tomado todas las medidas para resguardar el orden público". Está claro que dichas medidas apuntan a que los ciudadanos que trabajan y pagan impuestos se replieguen (arranquen, escondan) a lugares más seguros, dejando las calles libres a los delincuentes.
Ni pensar en reprimir. Eso es inconcebible, propio de las dictaduras. No vaya a ser cosa que los pobres delincuentes se traumen. No señor, nada de eso. Basta con dejar algunos piquetes de carabineros en algunas esquinas, mientras "guanacos" y "zorrillos" se hacen los que atacan, para que a la chusma le aumente la adrenalina y destruyan más todavía y así sucesivamente hasta que el cansancio se apodere de la horda y finalmente se retiren a sus cuevas hasta el próximo "evento".
Al otro día, la verdadera "clase trabajadora" saldrá de su repliegue obligado y seguirá trabajando. Total, con sus impuestos se pagarán todos los destrozos que dejó a su paso la horda. Otra vez paga Moya y el gobierno salva la cara una vez más.
¿Cuál es el problema con todo esto?. Que el terrorismo delincuencial cada vez más va ganando terreno. Gana más presencia, más capacidad de organización, más adherentes. Se valida como referente social. Hasta es probable que más adelante consigan el financiamiento de una de las tantas ONG's despistadas que existen (muchas de las agrupaciones violentistas mapuches, como la coordinadora Arauco-Malleco, reciben el aporte directo o indirecto de estas ONG, en aras de la "diversidad").
Todo esto puede llegar a socavar las bases mismas del Estado. Es un tema realmente grave.