viernes, 14 de septiembre de 2007

El diagnóstico de los sociólogos

Lacra socialUna vez concluídas las actividades de "protesta" del 11 de septiembre, El Mercurio publica hoy el diagnóstico que algunos sociólogos (Mario Sandoval, director del Centro de Estudios de la Juventud de la U. Católica Raúl Silva Henríquez, Cecilia Banz, psicóloga del Programa Valoras de la U. Católica y Raúl Zarzuri, sociólogo e investigador de temas juveniles del Centro de Estudios Socioculturales (Cesc)) efectúan para explicar los sucesos de la violencia desatada la noche del 11.

En general, todos estos profesionales concuerdan que la motivación principal de los violentistas es "quejarse de una sociedad que se presenta como exitosa, pero que los excluye", "hay una distribución tremendamente desigual del ingreso, lo que produce bastante frustración en quienes no pueden acceder al consumo y los bienes materiales", "Como sociedad emitimos un discurso de que estudiar permite elevar la calidad de vida y la movilidad social, pero eso no se ha cumplido".

Siempre que suceden estos hechos de violencia, los sociólogos repiten al unísono estos mismos argumentos. Lo más probable es que la Agencia Nacional de Inteligencia, que está compuesta por casi puros sociólogos, también sostenga lo mismo.

Justamente, sostener este tipo de argumentos es la razón principal de porqué los problemas delincuenciales no se solucionan. El diagnóstico es enteramente equivocado, a lo más explica una mínima parte la causa del problema. Enumero a continuación dos razones que desarman por completo el argumento sociológico:

  • Si la falta de oportunidades o la exclusión fueran argumentos ciertos, entonces en las zonas geográficas más remotas (zonas rurales y pueblos chicos apartados) en donde realmente estos argumentos tienen una cruda validez, debieran registrarse hechos de violencia todos los días. Sin embargo, todos los que hemos visitado ese tipo de lugares, constatamos que eso no solamente no es así, sino que es justamente lo contrario. Los habitantes de esas zonas alejadas de todo tipo de oportunidades tienden a ser más solidarios entre sí y con los forasteros. El tesón, el esfuerzo y el espíritu de trabajo son característicos de los lugareños de esas zonas apartadas. ¿Cómo explican esto los sociólogos?.

  • Una encuesta Casen de Educación, publicada también hoy en El Mercurio, detecta una relación directa entre la cantidad de años de escolaridad y el incremento de los sueldos. Un joven sólo con enseñanza media no supera los $250 mil de ingresos mensual; en cambio, quien cursa educación superior completa percibe en promedio $800 mil. Es obvio que quien posee más conocimientos especializados aumenta sus posibilidades laborales.


El tema central aquí es que para salir adelante y progresar en la vida es necesario estudiar, emprender y trabajar, independientemente de las dificultades del contexto o entorno. No existen atajos para lograr la prosperidad, excepto que se herede una fortuna o se tenga un golpe de suerte en los juegos de azar. La mentada "falta de oportunidades" es sólo una excusa esgrimida por vagos y delincuentes que tienen la creencia que son superiores al resto de los mortales y, por lo tanto, no están dispuestos a trabajar para solventar su vida.

La solución es fácil, las autoridades deben velar por la promoción valórica del estudio, el emprendimiento y el trabajo, a la vez que reprimir la delincuencia, el delinquir debe tener necesariamente un costo. Si las autoridades se dejan llevar por las diagnósticos de los sociólogos, continuarán enviando señales equivocadas a la sociedad y el problema delincuencial jamás terminará. Así de simple y claro, el problema no tiene tantas vueltas. Chao sociólogos, bienvenido sentido común.

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