A propósito de la puesta en marcha de la planta de celulosa en Valdivia, se ha instalado un fundamentalismo ambientalista que raya en lo paranoico. Esto se constata si uno visita sitios como www.accionporloscisnes.org, www.valdivianoticias.cl, mehuin-celco.blogspot.com, etc., además de los rayados de paredes que denuncian: ¡muerte a celco!, ¡abajo el capital!, etc., etc.
La denuncia ambiental, sustentada responsablemente sobre la base de evidencias cientìficas y considerando todas las externalidades (positivas y negativas), es una posición que difícilmente encontraría detractores. Sin embargo, la acusación basada en consignas, enunciados y slogans es algo que no resiste ningún análisis.
Por ejemplo, ¿Qué tiene de particular la contaminación de esta industria comparada con el resto?. ¿Quién dijo que contamina más que las otras ocho plantas de celulosa del país?. Las otras plantas también contaminan a otras comunidades. Pero, además, también existen otras industrias de otros rubros, como el minero, que contaminan más todavía.
¿Tenemos acaso que cerrar todas estas industrias también y retroceder a una economía agraria para que vivamos todos de las huertas agrícolas y sistemas de producción artesanales, comercializando únicamente papas, chalequitos, collares, etc.?. Obviamente esto suena atrayente para el "mundo lana-hippie". Sin embargo, no todos compartimos esa excluyente visión de mundo.
Pese a que lo anterior puede sonar a exageración, la verdad es que no lo es tanto. A Celco hoy en día el fundamentalismo ecológico le exige que sus efluentes no se boten ni al río, ni al mar, ni a ninguna parte. ¡Quieren que la planta recicle completamente sus residuos!. No existen en el mundo tecnologías que permitan lo anterior sin transformar en económicamente insustentable a una planta de celulosa. Por eso es que la verdad es que quieren que la planta cese sus operaciones. Y por eso es que el párrafo anterior no es una exageración.
Hay que entender de una vez por todas que las políticas ambientales se basan (y se deben basar) en una adecuada definición de cotas de contaminación para los diferentes tipos de industrias. El cómo se definan estas cotas es un tema de discusión y debate entre profesionales de la salud, biólogos, bioquímicos, antropólogos, etc. Sin embargo, estas cotas deben existir. La pretensión de CERO contaminación es absolutamente demagógica y alejada de toda realidad.
Todos lo individuos somos generadores de contaminación y debemos descargar nuestras heces y orinas en alguna parte. El pretender CERO contaminación no es práctico para ninguna comunidad, ni tecnológicamente posible.
1 comentario:
Coincido en que el tema mediambiental sea sujeto de pasiones que pueden resultar exageradas, sin embargo, no es menos cierto que este tema cada dia se vuelve más urgente dada la degradación ambiental que nos rodea. Es importante crear conciencia al respecto, aunque ésta resulte algo exagerada.
Publicar un comentario