Demostrando un absoluto desconocimiento de cómo funcionan los mercados, la vocera del gobierno, Carolina Tohá, denunció un “fraude a la sociedad chilena” dada el alza que se ha registrado en los precios de los terrenos que el Gobierno busca comprar para entregar a los comuneros mapuches. “Desde el año pasado a la fecha, los precios se han más que duplicado en la zona (...) desde que el gobierno adquirió los compromisos con las 115 comunidades e incrementó los esfuerzos en las compras de tierras. Esto es inaceptable”, dijo Tohá.La ministra desconoce las más elementales nociones acerca del equilibrio entre la oferta y la demanda. Desconoce que es completamente natural que cuando un bien escaso tiene una alta demanda, su precio tiende a subir. Si los precios son muy altos, el comprador, en esta caso el gobierno, siempre tiene la opción de no comprar y de esta manera influir en una eventual baja de precios. Así funciona el libre juego de la oferta y la demanda. Es una verguenza que quienes ostenten altos cargos en la administración pública no manejen estos elementos tan básicos.
Lo que a la ministra debiera parecerle inaceptable es que el Estado (o sea todos los Chilenos) tengamos que regalar tierras a personas cuyo único mérito es hablar una lengua distinta. Por este sólo hecho estos chilenos tienen más derechos y privilegios que el resto de sus compatriotas. Esto sí es un escándalo inaceptable.
No es ninguna novedad afirmar que la clase política en el mundo está desprestigiada. Pero la verdad es que en la mayoría de los casos son los mismo políticos quienes se encargan de desprestigiar su oficio, ya sea por sus acciones o por sus dichos. Sin embargo, hay casos que aún resultan sorprendentes para los tiempos actuales, como el caso de aquel ministro boliviano que declaraba que los libros en general eran innecesarios, o el caso de G.W. Bush que se sorprendía porque en Brasil también habían negros.
Conmoción han causado las palabras del Papa denunciando los escandalosos índices de pobreza en Argentina. Según la Iglesia Católica, más del 40% de la población está bajo la línea de pobreza. El gobierno argentino se defiende que esta cifra es de sólo un 15%.