viernes, 17 de agosto de 2007

El racismo tecnológico

Contaminación

Es increíble como hoy en Chile la sola mención de la palabra "energía nuclear" hace saltar a los fundamentalistas ecológicos lanzando todo tipo de proclamas y frases prehechas en contra esta tecnología. En rigor, parece ser que están en contra de todo tipo de tecnologías. Organismos como Greenpeace abogan por la instalación de un pensamiento único y excluyente, en donde el mundo funciona en base a sistemas de producción artesanales rodeado de verde y flores. Un paraíso para los "artesas" y todo tipo de hippies trasnochados, pero completamente impracticable desde el punto de vista de la sustentabilidad.

Por otra parte, es preocupante como esta nueva religión del oscurantismo verde ha atrapado incluso a muchos connotados académicos que, dejando de lado el método científico, han abrazado los dogmas del ecologismo histérico.

Para muestra, un botón. En europa, el IPCC (panel intergubernamental para el cambio climático) ha definido por primera vez la energía nuclear como un medio útil para limitar las emisiones de CO2 a un coste competitivo. Una afirmación que rescata el positivo impacto ecológico de la energía nuclear, sobre todo en la generación de electricidad, a pesar de sus tres grandes problemas (proliferación, residuos y riesgo). Sin embargo, Greenpeace se ha encargado de difundir sólo estos tres problemas sin hacer mención al tema del CO2, todo esto amplificado por varias "comunidades científicas". Típico del sectarismo tendencioso. La gestión comunicacional de Greenpeace es copia fiel del Ministerio de Propaganda de Hitler.

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